3.
OBJETIVOS E INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN.
http://www.slideshare.net/gabyminera/rubricas-de-evaluacion-13689072?from=new_upload_email
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Los diferentes
ámbitos de conducta a que pertenecen los objetivos de aprendizaje (cognitivo,
psicomotriz y afectivo) exigen por su propia naturaleza diferentes
instrumentos. La evaluación es mucho más comprensiva y abarcadora que la
medición. La primera es más compleja, supone la interrelación de múltiples
factores, en los cuales se encuentra la medida misma.
«La
medición es una pericia técnica y la evaluación un acto educativo (en tanto juzga
y valora el alumno)». «Para hacer actos valorativos se deben atravesar momentos
y actos de medida».
3.1 La
evaluación como mera congruencia entre objetivos-resultados.
Una de
las funciones de la evaluación consiste en comprobar, de modo sistemático, en
qué medida se han logrado los resultados previstos en los objetivos propuestos.
Esto implica una congruencia entre las expectativas o conductas esperadas y sus
logros. Las definiciones tradicionales de evaluación le han otorgado una
interpretación temporal en el proceso enseñanza-aprendizaje que en la práctica
se traduce a técnicas terminales que se limitan a una comprobación de productos
o resultados.
Cada
modificación de conducta que se produzca en los alumnos, en los profesores, o
en las experiencias de aprendizaje en general, aporta elementos de diagnóstico
que servirán de guía para replantear los objetivos o para una nueva selección y
organización de las actividades o de los mismos instrumentos de evaluación.
En
consecuencia, si bien es deseable una congruencia entre lo previsto y lo logrado,
el carácter intrínsecamente continuo y dinámico de la evaluación exige una
constante retroalimentación.
3.2 La
evaluación no es una actividad aislada del proceso formativo
La
evaluación es un proceso continuo y acumulativo. Es una acción inherente y simultánea
al quehacer educativo. Estas características implican la inoperancia de la
evaluación como una actividad aislada, a veces realizada como cortes del proceso
enseñanza-aprendizaje (fechas o períodos de evaluación formal acompañados
psicológicamente de un clima de tensión particular).
Toda
clase es una oportunidad para «reunir evidencias» de la actuación de los alumnos
y de nuestra acertada o no-selección de objetivos y de medios para la conducción
del aprendizaje.
3.3
Objetividad técnica frente a objetividad educativa.
La
errónea identificación medición-evaluación lleva en la práctica pedagógica a una
confusión de los instrumentos de ambas. La «objetividad técnica» solo se logra
cuando se dispone de un instrumento de calificación imparcialmente aplicado. Es
evidente que sólo algunas de las conductas del dominio cognitivo (conocimiento
de hechos específicos, de clasificaciones y categorías, etc.) pueden «medirse»
a través de pruebas objetivas de rendimiento escolar. Pero los otros ámbitos de
conductas (psicomotriz y afectivo) e incluso las categorías superiores de
ámbito cognitivo (ej.: comprensión, interpretación, extrapolación, análisis de
los principios de organización, etc.), exigen por su naturaleza compleja
instrumentos de evaluación diferentes.
Algunos
autores distinguen la objetividad técnica de la objetividad educativa.
Esta
última implica una actitud crítica que analice las diversas causas del rendimiento.
La medición es sólo «un dato», que se comprende en función de un contexto que
es la situación humana de cada alumno, el nivel del grupo, el tipo de
institución, el ámbito socioeconómico de la comunidad a la que pertenece la
escuela, etc.
3.4
Mitificación de la objetividad.
Las
«notas» parecen estar revestidas del máximo de objetividad. Sin embargo, las
calificaciones pueden ser tan subjetivas como la apreciación cualitativa de los
resultados. La enseñanza tradicional adjudica al profesor la autoridad para determinar
el éxito o fracaso de sus alumnos. Si bien es bastante cuestionable dicha
autoridad, es evidente que su objetividad está imbuida de características personales.
En consecuencia la nota carece de idoneidad para una operación tan simple como
es la calificación. Las cifras adquieren diferente grado de significación en
diferentes contextos. El sistema numérico de calificaciones externamente tan
«técnico y aséptico», es distinto en cada profesor y también en la valoración
de los alumnos.
El
criterio tradicionalmente empleado, que consiste en comparar a los alumnos entre
sí, carece de todo fundamento. «El alumno será calificado sobre la base de su
actuación frente a un standard predeterminado y no con relación a sus pares».
3.5 La
evaluación como actividad final.
Si el
aprendizaje se enfoca en función de una actitud dialogal y por ende cooperativa
entre docentes y alumnos, ya sea en el planteamiento como en la ejecución de
las experiencias de aprendizaje, se impone una evaluación permanente. Una
estrategia metodológica efectiva requiere dos tipos de evaluación:
a) Una
constante evaluación formativa «que proporciona la información necesaria para
individualizar la instrucción y detectar las deficiencias de aprendizaje».
b) Una
evaluación sumativa «que proporciona información acerca de cómo han cambiado
los alumnos con respecto a los propósitos del curso».
El
propósito primario de la evaluación sumativa es calificar a los alumnos de acuerdo
con su rendimiento, teniendo en cuenta los objetivos propuestos (evaluación
como congruencia objetivos-resultados), de allí que su sentido real sea final».
Este replanteamiento de las concepciones de evaluación trae aparejado una
modificación de las políticas y prácticas de las calificaciones escolares
tendentes a diseñar y emplear procedimientos de evaluación formativa como medida
de control de calidad» del progreso del aprendizaje.
El
problema no consiste en separar a los alumnos sino en asegurarse de que todos
en efecto aprenden hasta lograr los niveles esperados.
3.6 La
evaluación debe facilitar la toma de decisiones.
La
evaluación como actividad final reviste el carácter de fallo fiscal en sí
misma; carece de valor orientador y motivador. El alumno no modificará su
aprendizaje ante un plazo ni ante un «debes ser más aplicado». Por el contrario,
el conocimiento gradual y acumulativo de los alumnos es un recurso de sondeo de
la situación que «provee información para emitir juicios y adoptar medidas de
acción en situaciones en las que hay que tomar decisiones. Una decisión es una
elección entre alternativas y una situación de toma de decisiones entre un conjunto
de alternativas».
Una
oportuna decisión del grupo y/o profesor, ya sea para volver a revisar lo planeado
o reajustar los procedimientos de enseñanza, podrá dar elementos correctivos
útiles. Es obvio que no pueden esperarse los resultados de los exámenes finales
para redefinir los objetivos.
3.7 La
evaluación como feedback.
Concebir
la evaluación como proceso y admitir el valor de la evaluación formativa y
sumativa, involucra la intrínseca necesidad de identificar la educación con el
proceso de comunicación, cuya característica esencial es la reversibilidad,
retroalimentación o feedback. El acto de comunicación exige un constante cordón
de transmisión viva que supone la ruptura de la dicotomía
alumno-educador.
3.8 La
evaluación como diagnóstico-tratamiento.
La
función explorativa de la evaluación permite determinar las necesidades de los
alumnos y las demandas de objetivos. La función de diagnóstico de la evaluación
permite obtener información acerca de la estimación de necesidades, la
selección y organización de experiencias, la elección de material didáctico,
etc.
En
síntesis, poder controlar la marcha del proceso. La función de pronóstico permite
interpretar los logros y presentar alternativas de acción.
3.9 La
evaluación como información para la toma de decisiones.
En
educación se toman decisiones de distinta naturaleza que emanan de diferentes
fuentes: autoridades políticas, autoridades administrativas, autoridades
docentes (profesores, ayudantes, etc.) y los alumnos organizados (organizaciones
estudiantiles, asambleas, etc.). La evaluación al servicio de la toma de
decisiones asume su rol natural, dándose en diferentes niveles según lo que se
pretende lograr.
Por
ejemplo, se pueden tomar medidas que deriven de la realidad socioeconómica;
esto origina decisiones institucionales que deben traducirse en objetivos como
respuestas a las necesidades del diagnóstico socioeconómico.
De las
funciones de la evaluación y de las características antes mencionadas se
desprende que ésta constituye un proceso integral que abarca el progreso académico
del alumno (información, conocimientos, interpretación, etc.) y sus actitudes,
intereses, hábitos de trabajo, etc.
3.10 En
síntesis la Evaluación es:
1. «Un
proceso que incluye una gran variedad de evidencias además de los exámenes
parciales o finales». «Un método de adquisición y procesamiento de las
evidencias necesarias para mejorar el aprendizaje y la enseñanza».
2. «Un
sistema de control de la calidad en el cual puede ser determinado en cada etapa
el proceso de enseñanza-aprendizaje, si éste es efectivo o no, y si no lo es,
qué cambios deben realizarse para asegurar su efectividad».
3. «Un
instrumento de la práctica educativa que permite comprobar si los procedimientos
utilizados son igualmente efectivos en el logro de los fines educativos».
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